¡Levanta la cabeza!
¡No estés triste!
¿Por qué vas a desanimarte por lo que dicen de ti?
¿Por cuánto tiempo seguirás quejándote y reclamando?
¿Vamos, levanta tu cabeza y sigue adelante!
¡Tú eres hijo de Dios!
Camina seguro, porque los que hablan mal de ti, se quedarán detenidos y no progresarán.
Y cuando ellos lo perciban, tú estarás tan lejos, que te perderán de vista...
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