¡No te dejes abatir por el desanimo!
No quieras jamás abandonar la vida, porque esto no resuelve nada y agravará mucho más tus sufrimientos.
Si piensas que, huyendo, te sentirás aliviado, te engañas rotundamente.
No te vengues de los otros haciéndote mal a ti mismo.
Reacciona con todas tus fuerzas y no te dejes abrumar por la incomprensión ajena.
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